Conociendo la historia de los números perfectos...

El matemático Euclides descubrió que los cuatro primeros números perfectos (6, 28, 496, 8128) vienen dados por la fórmula 2 n-1 x ((2n)-1).   Al darse cuenta de que (2n)-1  es un número primo en cada caso, gracias a esto, Euclides pudo asegurar que esta fórmula genera un número perfecto.
Los matemáticos de la antigüedad hicieron muchas suposiciones sobre los números perfectos, basándose en los cuatro que ya conocían. Muchas de estas suposiciones han resultado ser falsas; una de ellas es que como 2, 3, 5 y 7 son los primeros números primos, el quinto número perfecto se obtendría reemplazando la n por 11 en la fórmula de Euclides, siendo este el quinto número primo. Sin embargo, al calcular esto, el resultado que nos da no es primo, y por lo tanto n=11 no genera un número perfecto.
Otra suposición era que el quinto número perfecto tendría cinco dígitos, ya que los cuatro primeros tienen 1, 2, 3 y 4 respectivamente. Se puede decir que esto es erróneo ya que éste tiene ocho dígitos (33550336).
Por último, se suponía que los números perfectos terminarían alternativamente en 6 y en 8, esto no se cumple ya que el quinto número termina en 6 pero el sexto también (8589869056), entonces, el final no es 8 y 6 de forma alternativa.
En 1603 Pietro Cataldi halló los números perfectos sexto y séptimo: 8589869056 y 137438691328 respectivamente. 
Hoy en día, a los números primos generados por la fórmula  (2n)-1 se los conoce como números primos de Mersenne, en honor al monje del siglo XVII, Marín Mersenne, quien estudió la teoría de números y de números perfectos.
Posteriormente, Leonhard Euler, demostró en el siglo XVIII que todos los números pares perfectos son generados a partir de la fórmula que Euclides ya descubrió.

Se desconocen números perfectos impares. Sin embargo, existen diversos resultados parciales al respecto.

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